Su principal atracción es su iglesia dominica de estilo único, ex convento pequeño pero que en su momento fue un sitio muy importante para el recogimiento espiritual de los dominicos, construido en el siglo XVI que no se puede dejar de visitar. Tlacochahuaya significa en náhuatl: “Lugar húmedo o tierra húmeda” o “A la mitad de la Ciénega o pantano”.


Cuando llegaron los españoles, Tlacochahuaya fue entregada en encomienda al Señor Don Gaspar Calderón y después de mucho tiempo pasó a poder de la corona.

Francisco de Burgoa asegura que la población era una mansión y vivienda de Recabitas; desde la fundación del convento.

Los Recabitas fueron hombres que se dedicaron a la penitencia que vivían sepultados en vida, en cuevas como sepulcros; puntuales en los rigores de la maceración y el recogimiento.

El seminario más acreditado del siglo XVI, fue el de Tlacochahuaya, incluso porque se guardaban las normas tan estrictamente que los frailes parecían estatuas, por los años que pasaban de clausura y martificación.

El templo se empezó a construir a mediados del siglo XVI, con la vigilancia Fray Jordán de Santa Catalina.

Burgoa apunta que era común en las provincias de la orden dominica, poseer un convento que se llamaba La observación, donde los frailes pudieran retirarse a dedicar su tiempo a la meditación.

Las dimensiones originales del templo fueron modificadas, inicialmente fue una pequeña capilla, misma que se completo con las del transepto hasta adquirir su forma actual de cruz Latina.

Templo y Ex Convento de San Jerónimo

Construido en el siglo XVI; el templo tiene retablos de gran mérito artístico por su talla y su decorado; sobre esta edificación el padre Gay comenta: “En Tlacochahuaya habían predicado el evangelio los primeros dominicos, fabricando un convento estrecho y sombrío, siendo la causa el espíritu penitente de los que dirigían la obra, Jordán era demasiado austero para buscar la belleza en las habitaciones.

Pero cosa rara, la mayor severidad de los ministros católicos produjo una más pronunciada tendencia en los indios a la civilización y a las costumbres europeas, pues los de Tlacochahuaya adoptaron desde el tiempo de la conquista la forma de habitaciones, el vestido y los alimentos que veían usar a los españoles. Como para sostener y conservar el mismo espíritu de sus antepasados, fue destinado Córdoba al pueblo de Tlacochahuaya”.

En el siglo XVII se inició la construcción de un anexo al convento pero por ordenes del Virrey se detuvo la obra, de la cual solo quedaron los cimientos.

Se sabe que fray Juan de Córdoba fue el que redactó el primer diccionario zapoteco y lo hizo en las austeras celdas del convento.

Juan de Arrué ilustre pintor indígena fue el autor del maravilloso cuadro en honor de San Jerónimo. Esta obra la consideró el padre Francisco de Burgoa como una obra comparable a las hechas en ese siglo por artistas europeos de gran reconocimiento.

El templo cuenta con un órgano de fuelle de la misma época, este se encuentra en el coro del templo.

A corta distancia se encuentra el reloj del sol, en el que aun podemos determinar, el horario diurno, antecedente de aquél que se halla encima de las caras de la Torre Izquierda de la portada del templo y que acciona por contrapesos, poleas y engranes para levantar unos martillos que caen sobre las campanas produciendo un tan-tan.

Festividades del Lunes del Cerro en San Jerónimo Tlacochahuaya -MES DE JULIO

La tradición de los Lunes del Cerro en Tlacochahuaya nace en la época prehispánica, cuando los zapotecas asentados en estas tierras subían al cerro al finalizar el periodo de lluvias que nutria las cosechas y daba sustento a la vida, una vez en la cuesta de las rocas (lugar a escasos metros de donde hoy se festeja) se adoraba a Xilonen, la Diosa del Maíz Tierno y a Cosijo, Dios de la Lluvia a quienes se le ofrecían danzas como agradecimiento por lo regalado.

Tras la llegada y evangelización de los españoles las fiestas se intentaron convertir en las celebraciones de la Virgen del Carmen, prohibiéndole a los pobladores el subir al cerro a realizar sus ritos y cuidando los dominicos que en estas fechas los indígenas no subieran al cerro, logrando solamente que estos burlaran sus órdenes disfrazándose de animales y subiendo la cuesta para danzar y bailar a sus dioses.

La celebración se lleva a cabo en el cerro de la Azucena, cerro que está ubicado en el lado norte de la población. Son tradicionales las procesiones y bailes públicos, se realiza un baile de disfraces y comparsa donde los jóvenes bailan al ritmo de las bandas de música del lugar.

Fiesta en Honor al Santo Patrón -30 DE SEPTIEMBRE

Las fiestas patronales de San Jerónimo Tlacochahuaya en honor a San Jerónimo Doctor se viven con gran tradición, la fiesta grande es el 30 de septiembre y previó a este día, como muestra de la quema de pecados, se vive la tradicional quema de toritos, monos, guajolotes y el castillo.

Son tradicionales las calendas, procesiones, jaripeos y bailes públicos.

Localización

Se ubica al sureste de la Ciudad de Oaxaca, a 23 kilómetros (14.29 millas) por la Carretera Federal con destino al Istmo.